Levantarte sin prisa, poner tu música favorita y tomar un brunch como desayuno tardío o almuerzo temprano es un auténtico placer, ideal para una mañana de domingo e incluso para recibir invitados, porque este almuerzo no puede estar más de moda.
Aunque hay mil y una ideas para preparar un brunch, el más tradicional, con unos deliciosos English Muffins recién hechos, esos panecillos tan británicos sobre los que colocar el resto de ingredientes y, por supuesto, un huevo Benedict, es insuperable. Para darse uno mismo un verdadero capricho.
Para un bocado exquisito, debemos apostar por la máxima calidad de los ingredientes. Como la mantequilla Pascual, con el sabor de siempre y elaborada con su mejor leche. Es un ingrediente clave en este brunch, pues no solo da el toque de sabor más delicioso a los panecillos, sino que será clave para preparar la salsa muselina.
Del mismo modo, elegir la nata para cocinar de Pascual nos garantizará una excelente cremosidad en la salsa. Y, para rematar el tridente de calidad, los huevos habrán de ser muy frescos.
Para hacernos más cómodo y sencillo el trabajo entre fogones, Pascual ha renovado recientemente sus formatos de estos productos. A la tradicional tarrina, ahora podemos añadir una mantequilla en pastilla de 250 gramos. Y las natas las encontraremos en nuevos envases, cómodos de usar y más sostenibles.
Porque nuestro entorno nos preocupa cada vez más, así como el bienestar animal. En el caso de Pascual, todas sus granjas están certificadas con el sello Aenor de Bienestar Animal. Esto significa que reciben una buena alimentación, que gozan de buena salud, que viven bien, con facilidad de movimiento, buena temperatura y zona de descanso, y que interactúan entre ellas mismas y con los ganaderos.
Un bienestar que se traduce en una leche extraordinaria… y en un brunch delicioso. ¡Allá vamos con la receta!

Ingredientes
Para los English Muffins
250 g de harina de trigo
6 g de levadura fresca
30 g de mantequilla Pascual
15 g de azúcar
75 ml de leche
75 ml de agua
Un pellizco de sal
Aceite de oliva virgen extra
Para los huevos Benedict
4 huevos
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra
4 lonchas de bacon
Cebollino (opcional, para adornar)
Para la salsa muselina
2 yemas
125 g de mantequilla
40 ml de nata
El zumo de medio limón
Pimienta negra
Sal
Cómo hacer los English Muffins
En un bol, mezclamos la harina, la levadura fresca desmenuzada y el azúcar. Mezclamos un poco.
Calentamos ligeramente la leche y el agua juntas. ¡Ojo! solo deben estar ligeramente tibias, no calientes o «matarán» a la levadura. Añadimos la mezcla a la harina, a la que habremos dado forma de volcán.
Añadimos también la mantequilla en pomada, es decir, blandita y maleable, pero no derretida.
Comenzamos a remover, primero con una espátula. Añadimos también el pellizco de sal.
Cuando ya cueste mover la mezcla, comenzamos a amasar ligeramente con las manos dentro del bol y, después, sobre la encimera, un poco enharinada. Cuando la masa ya esté lisa y homogénea, colocamos de nuevo en el bol, cubrimos con un paño limpio y dejamos fermentar durante una hora a temperatura ambiente.
Pasado ese tiempo, llevamos la masa a la encimera, ligeramente enharinada. La apretamos con los dedos para desgasificarla. Estiramos con un rodillo hasta dejarla de un grosor de un centímetro, aproximadamente.
Cortamos con un cortapastas redondo (o con un vaso) los panecillos y los vamos colocando sobre una bandeja, cubierta con papel de horno. Los recortes de la masa los podemos volver a amasar, estirar y cortar algún panecillo más.
Cubrimos de nuevo con el paño limpio y volvemos a dejar levar, esta vez 30 minutos.
Pasado ese tiempo, engrasamos ligeramente, con apenas unas gotas de aceite de oliva virgen extra, una sartén antiadherente. Cocinamos cada panecillo a fuego medio, durante 7 u 8 minutos por cada lado.
Cómo hacer el huevo poché
Colocamos sobre una taza un cuadrado amplio de film, cubriendo bien su fondo. Añadimos una gota de aceite, lo extendemos y cascamos el huevo encima. Agregamos una pizca de sal y pimienta negra y cerramos el film formando un saquito y sacando todo el aire en la media de lo posible. Cerramos haciendo un nudo o atando el saco con otra pequeña tira de film.
Sumergimos el saquito en agua hirviendo y cocinamos durante 4 minutos.
Pasado ese tiempo, lo sacamos, cortamos el film con unas tijeras y extraemos el huevo con cuidado.
Paso a paso para la salsa muselina
En primer lugar, clarificamos la mantequilla. Para ello, la ponemos en un cazo y lo acercamos al fuego, suave. Dejamos que se vayan separando los elementos lentamente, sin tocar ni remover para nada.
Pasada media hora, más o menos, y siempre sin remover, pasamos el contenido del cazo por un colador con una muselina para obtener la mantequilla clarificada. También se puede ir cogiendo con una cuchara, sin tocar el fondo (donde está la materia sólida), la mantequilla clarificada, que es la que está líquida, de un color amarillo muy vivo.
Separamos las claras de las yemas y colocamos estas últimas (con mucho cuidado para que no haya nada de clara) en un bol. Añadimos el zumo de limón.
Disponemos el bol sobre un cazo con agua hirviendo, sin que llegue a tocar el fondo, y comenzamos a batir las yemas, de forma suave pero constante.
A medida que estas vayan cogiendo cuerpo, empezamos a agregar la mantequilla clarificada, que estará templada, poco a poco, en un hilo fino y sin dejar de batir. Seguimos batiendo hasta que emulsione la salsa.
Cuando vaya emulsionando, añadimos también la nata a temperatura ambiente y seguimos batiendo un poco más. Rectificamos el punto de sal y pimienta negra cuando la salsa muselina esté lista.
Montamos el brunch
Cocinamos unos minutos en la sartén unas lonchas de bacon.
Montamos el brunch abriendo a la mitad cada English Muffin. Colocamos el bacon como base; sobre él, el huevo poché. Cubrimos con la salsa muselina y, opcionalmente, se puede adornar con un poco de cebollino o hinojo.
Otra forma de cocinar el huevo poché
El huevo poché no es difícil de hacer, aunque es una elaboración que puede asustar un poco a los principiantes. Por eso, el método del saquito con plástico film es perfecto. Ahora bien, cuando nos sintamos ya con confianza, ¿por qué no probar con el método tradicional?
Es tan sencillo como llevar un cazo con abundante agua y un chorrito de vinagre a ebullición. Cuando rompa hervir, hacemos un remolino con una cuchara y vertemos con cuidado un huevo, previamente cascado en una taza.
Bajamos un poco el fuego para que el agua no hierva a borbotones y, si vemos que deja de moverse el huevo en el remolino, volvemos a agitar ligeramente el agua. En cuatro minutos estará listo. Es normal que se deslíe un poco de clara, pero, si hay remolino en el agua, mantendrá su forma.
¿Salsa holandesa o muselina?
Tradicionalmente, los huevos Benedict se sirven con salsa holandesa. Una emulsión muy delicada a base de yema, mantequilla clarificada y zumo de limón. La salsa muselina es una variación de la holandesa, en la que se añade un chorrito de nata al final. Queda muy suave, con un sabor delicioso y es perfecta para un brunch.
Ahora bien, tanto una como otra son salsas muy delicadas, que hay que cocinar justo antes de consumir y que no se pueden conservar durante mucho tiempo ni dejar preparadas con mucha antelación, ya que se cortan con facilidad.
Si esto nos ocurre, se puede arreglar. Para ello, bate una yema adicional en un bol limpio con una cucharada de agua tibia. Cuando vaya cogiendo cuerpo, ve añadiendo muy poco a poco la salsa holandesa cortada. Termina añadiendo la nata y ¡muselina lista!